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César Hildebandt |
Este es un comentario que me atrevo a escribir y teniendo como figura central a César Hildebrandt. Para la gente de nuestra edad, un personaje impactante en la televisión y desde sus inicios como periodista en este importante medio, un severo crítico político de gran audiencia y credibilidad. Cuando finalizó "Telecentro" y volvimos a nuestro canal de origen, el 4, lo hallamos allí y ensayábamos con Lucho Buendía de Promociones, el redactar los textos para ser grabados luego y publicitar cada programa adecuadamente. Recuerdo que, necesitando datos para el texto a redactarse, acudimos a él a fin de conocer alguna novedad a transmitirse en su horario estelar. En efecto, nos complació y aprobó lo que habíamos escrito.
Recuerdo que Lucho Buendía, chico de mucho talento para el puesto, manifestaba su admiración hacia Hildebrandt y se refería a él como ¡un "chato" que se pasaba! Es que realmente había impactado de tal manera en el público, que su fama era incontenible y en ese momento se encontraba primero en las encuestas. Trató de manera cruda el caso de Uchurajay y desde allí se empezaron a conocer las cosas turbias que se sucedían en aquel conflicto inútil entre peruanos. Y así como obtenía éxitos, también los perdía en menos de lo que canta un gallo por su intransigente modo de hacerse respetar en sus opiniones. Se le cortaban los contratos y a buscar nueva casa. Ese a sido su modo de vida periodística y quizá a eso deba su gran fama y aceptación.

La famosa "Libertad de Prensa" no existe. Que se deje cierta liberalidad a los conductores de los espacios políticos, tiene su margen. Está en juego, el interés del propietario o de la empresa comunicadora. A nadie se va a engañar que todo lo que tiene cierto peligro para la conveniencia del dueño, posee "pase libre". ¡No! Un periodista del Canal 7 y cualquier conductor de programas, en la vida va a decir lo que quiera con respecto a criticar al gobierno. Por alguna falla, sin quererlo, está de patitas en la calle y así es, aunque duela decirlo. El admirado César Hildebrandt, se sintió superior a la realidad y en muchos de sus cambios de canal, tuvo el privilegio de buscarse él, propiamente, la sanción.

César Hildebrandt es un grande. Quizá se cerró las puertas de todos los medios de televisión y hoy muchos de sus alumnos tienen pantalla. Caso Nicolás Lucar, Cecilia Valenzuela y otros. Debo confesar que ahora soy adicto sano a este medio y veo muy poco la televisión. Pero, sin que esto eleve mucho más la egolatría del gran César Hildebrandt, si retorna, allí estaremos. Sólo un favor César. Encierra tu temperamento bajo cien candados y no le des las llaves a nadie. Que te cueste trabajo esa "libertad". Ojalá tengamos la suerte de verte nuevamente en acción y considera este comentario como un ensayo periodístico de un viejo locutor, y joven y siempre entusiasta televidente. Gracias.
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