La verdad es que estamos sorprendidos por tanta defensa a los movimientos gay en nuestro país. Se ha escandalizado al pueblo con el reglamento policial y congresistas, sin ningún reparo, declaran el caso como una agresión a los derechos humanos. Mañana, tarde y noche, los noticiarios de la radio y la televisión, le dedican grandes espacios a este suceso. En Frecuencia Latina TV., baluarte del movimiento gay con su director mañanero, se entrevista a los más controvertidos personajes de ese sector. No hay día que no traiga a la entrevista a alguien de su misma "opción".
¿Es que es tan importante magnificar lo que comentamos? ¿No hay otros temas de mayor interés y que signifiquen un apoyo moral a nuestros hogares? Todo eso es "escandaloso". ¿Para eso se pide libertad de prensa? No tenemos animadversión a estos hermanos que se equivocaron de sexo. Contamos con la amistad de grandes amigos de este singular equipo y que denigran de los protagonistas de tanta bulla que a nada bueno conduce. Siempre poniendo como "ejemplares en la avanzada", a los Estados Unidos y Europa donde se permite el "matrimonio gay".
Alguien ha calificado al país del norte y otros de Europa, como las nuevas "Sodoma y Gomorra". ¡Por qué tienen que ser siempre ejemplo? Al margen de sus avances tecnológicos y progresos que al mundo maravillan, son igualmente cuna de los más aberrantes crímenes, noticias abominables y ejemplos de vicios inconfesables. Allí "la libertad sexual" es un atractivo. Y porque lo hacen ellos, ¿debemos de imitarlos? ¿Cuál es la razón? ¿Qué su corrupción, propia de un mundo cosmopolita sin restricciones, avance y nos envuelva y mezcle a buenos y malos? ¡No señor!
La sociedad civilizada siempre se conducirá por caminos donde la moral se respete. En países como el nuestro y donde la religión es parte de sus costumbres y la gente acepta, nada de lo que decimos en este comentario, negativo a la moral, tiene aprobación. Sabemos que en Europa cada cual sabe por donde camina y lo que le suceda, bien o mal, será a cuenta de su propio riesgo. Insensibilidad que no tiene cupo en nuestras costumbres y que a muchos les parecen obsoletas. Aquí en el Perú, todavía existimos gente que vive al margen de los "progresos modernos".
El señor Alvarez Rodrich presentó, a fin de ganar audiencia, a una equivocada de sexo y a otro sereno personaje político. No pasó nada. Es que todos se cuidan de ofender al descarriado y del cual quieren contar con su voto. ¡Ese es el verdadero interés! No la salud del pueblo. Y buscan qué achacarle al gobierno. No importa el escandalete. Gracias a Dios que no soy periodista y como simple decidor de mis ideas y gustos, no estoy sujeto a que la Prensa Libre me destituya. No le tengo mala fe a los gays. Lo único que les pido, es que no hagan escándalo.
Ojalá que nuestra televisión cambie por si sola. Que no se pretenda decir que se atenta contra la libertad de expresión, cuando gente calificada moral y cultural, no los figuretes, los ponga en su sitio. Dejémonos de imitar lo malo. Ya estamos hartos de imitadores y hasta de programas extraños que no se pueden tolerar. Seamos creativos. Vivamos nuestra propia realidad. Nada de influencias de otros países. Que todo vuelva a la normalidad y que sintamos voces femeninas y masculinas. Nada de afeminados ni disforzados protagonistas que hoy tienen carta libre. Eso debe acabar. No hay "otra opción". Gracias.
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