Los colores del Perú. |
Nos vimos el partido de principio a fin y nos dolió que Pizarro pateara mal ese penal. Tengo la plena seguridad que casi todos los que veíamos el partido por televisión, teníamos nuestras dudas de que se concretara el gol. Pienso que le transmitimos esta negatividad al famoso delantero. Por otro lado y ya después de finalizado el encuentro, surgió una verdad: con toda la responsabilidad que sentía de abrir el marcador a tan temprana ocasión, no nos hubiera gustado estar en el cerebro del criticado, vilipendiado capitán de nuestra selección. Se llenó de gol antes de tiempo.
Lo bueno es que después de este suceso, fuimos espectadores de la verdadera magia del fútbol que se practica en nuestro querido Perú. El de toque, picardía y genialidad. Que valió la pena no salieran al campo Guerrero ni Vargas, fue un incentivo para los eternos suplentes. Creo que aquí terminó para siempre aquello tan mal utilizado por el periodismo deportivo con respecto a los "fantásticos". Sirvió igualmente para que Farfán prendiera su "foquito" y ya con los pies en el suelo, hiciera un trabajo envidiable. Fue el héroe de la jornada ante Venezuela y lo mismo ante Argentina.
Yo diría y sin ningún ánimo crítico ni revanchista, que los "fantásticos" se dieron cuenta que no eran tales. Tienen la gran suerte de haber sido comercializados a través del fútbol, pero que ello no los habilita a ser triunfadores con la selección. Esa mala costumbre de ponderarlos por parte de los periodistas que hacen noticia, les hace daño a la larga. Pienso que cuando se vengan otros partidos de gran responsabilidad, se les aísle por completo de todo lo que publica la escandalosa prensa escrita y de la televisión. Esas cabezas deben pensar con humildad y sin falsos elogios.
Olimpiadas de Berlín 1936. Gran selección del Perú. "Lolo Fernández", al centro de esa delantera. |
A los narradores y comentaristas una invocación: Ya no más recordarlos como "extranjeros". Una vez en la selección peruana, son eso: ¡peruanos! Ya no del Bayer, ni el portuguéz y tampoco del Brasil. Cuando se hable de nuestro seleccionado, sólo hay una camiseta: la peruana. Ese es el gran secreto y ha dado excelentes resultados en dos últimos encuentros ante Venezuela y Argentina. No nos engañemos con el empate. Eso es lo que buscó finalmente el cuadro de Messi y lo logró. Luego se dedicaron a defenderlo y esto nos dio la apariencia de dominadores.
El fútbol es un negocio gigante. Mueve mucho dinero y tener en filas de los italianos, españoles o alemanes a jugadores de Latino América, es sencillamente llamar la atención y tener audiencia televisiva para cuando se juegan sus campeonatos. Si se dedicaran a sus propios jugadores, nadie seguiría esos certámenes. Los extranjeros hacen que el fútbol tenga atención mundial. Nosotros los peruanos, tan simplones y crédulos, contratamos a vejestorios aregentinos o de otras nacionalidades y lo único que consiguen los malos dirigentes, es llevarse buenas comisiones al bolsillo.
Ojalá que nuestro comentario de aficionado y en cierto modo de crítico ad honorem, sirva para que abramos los ojos y luchemos porque algún día tengamos un fútbol rentable y capaz. Nos hacen falta jugadores de garra y amor sincero a la camiseta. Como lo fue "Lolo Fernández", fiel a la "U" y verdadero símbolo del cuadro crema y de nuestra selección. Hombres que hagan gol, son necesarios y hay que fomentar y entrenarlos para que sólo piensen en ello: convertir goles. Los que juegan para divertirse y para las tribunas y la foto, de nada valen. ¡Goles, señores! Gracias.
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